¿Un plan de una semana donde estás 5 días dolorido, cansado, empapado por la lluvia y lleno de barro puede ser la mejor semana del año o de tu vida? Absolutamente, sí. Esto es lo que consigue Resurrection Fest año tras año. Porque, aunque en esos días vengan un montón de adversidades se compensan con creces con un lugar de ensueño, una cantidad enorme de buenos conciertos, un recinto a la altura de los mejores festivales de Europa y un público que es la envidia de cientos de festivales. Todo esto hace que Resurrection Fest tenga una legión de fans que va creciendo año tras año, y es que el que lo prueba, quiere repetir. Y este 2024, no ha sido una excepción.
Llevo un par de días viendo cómo enfocar este artículo, y finalmente he decidido hablar solo de emociones y sentimientos para dejar un poco de lado aspectos más específicos de si una banda fue mejor que otra, quién dio el mejor show y temas que ya están abordando un montón de compañeros y compañeras que se han pegado un currazo enorme. Enhorabuena a todos y a todas. Aquí quiero hablar desde una visión personal qué es Resurrection Fest, que significa para muchos de nosotros y dar a conocer estas sensaciones a quienes aun no hayan tenido la oportunidad de vivirlo en sus propias carnes.
Y no es fácil describirlo, sobre todo cuando aún están todos los sentimientos a flor de piel y aun se me erizan los pelos cuando veo un vídeo de esta edición en alguna red social. Y esto puede ser una buena descripción de lo que significa Resurrection Fest, un cañón de emociones positivas. Pero lo mejor será empezar por el principio.
¿Cómo comienza el festival? Para mi empieza mucho antes de pisar Viveiro. Y es que ya el viaje, en coche en mi caso, ya es una aventura en sí, donde se comparten un montón de risas, chascarrillos y quinielas de lo que van a ser los siguientes días. Pero todo eso acaba cuando pisas la provincia de Galicia y unos bosques increíbles te reciben. Ahí cambia la historia, empiezas a darte cuenta de dónde estás realmente y todo tu cuerpo da un vuelco mientras piensas cosas como, ``Joder, vamos al puto Resu´´ / `` Qué bonito es todo esto´´ / ``Cómo molaría pillarse una casa por aquí para disfrutar de esto todo el año´´ / ``Ahora entiendo tanta mitología de brujas, duendes y espíritus´´ Es una sensación indescriptible que sirve de antesala de todo lo que está por venir.
Y nada de eso cambia al llegar por fin a Viveiro o alrededores. Es un sitio envidiable y siempre pongo el mismo ejemplo para explicárselo a la gente que nunca ha ido. ¿En qué sitio te has dado un baño en el mar mientras estás viendo frente a ti un bosque que cubierto de nubes y niebla podría ser la portada de cualquier disco de Black Metal Noruego? Y la respuesta es siempre la misma: ``Buah, que guapo tiene que estar eso, chaval´´ Y si, lo está y mucho. Son estos detalles los que te marcan y engrandecen la experiencia a unos niveles inimaginables. Y la cosa no ha hecho más que empezar.
El siguiente paso de toda esta aventura es llegar al camping y montar. Y es que aun no te has bajado del coche y ya empiezas a notar el ambiente. Empiezas a ver a cientos y miles de personas con camisetas de bandas o de ediciones anteriores y es cuando piensas, si definitivamente estoy en el lugar correcto, esto va a ser mi casa los próximos cinco días.
Y toda esa sensación no para de crecer cuando bajas del coche y empiezas a cargar con todos los bártulos para dirigirte a la cola de entrada del camping. En mi caso fue el Resucamp. Al instante notas la buena vibra de la gente y esos nervios que creías que solo podían sentir los niños pequeños en la noche de Reyes. Y es que desde el minuto uno ya estás conociendo a gente, empezando a hablar con desconocidos que van a ser como familia esos días y a compartir, porque en el Resu se comparte y mucho. La única pega de este año fue el retraso en el acceso al camping, pero personalmente eso me sirvió para estar tres horas de risas, bromas y conociendo gente. Siempre hay que ver el lado positivo de las cosas.
Continuará en una segunda parte….
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